Arquitectura clásica china, regulaciones simbólicas (2/2)

(Continuación de Arquitectura clásica china, regulaciones simbólicas (1/2))

La cultura del sudeste asiático, de la que la china constituiría el núcleo principal, es la única del mundo en la que pervive un sistema de escritura de carácter simbólico, mientras el resto de sistemas afines (harappa, cuneiforme y egipcio) han dejado de utilizarse, sustituidos por sistemas abstractos posteriores. Los caracteres Han, que tienen su origen en dibujos o pictogramas que representaban objetos, a pesar de haberse complejizado con otro tipo de elementos fonéticos y de haberse simplificado y codificado simultaneamente por los requerimientos propios de un lenguaje formal utilizado por tal número de personas, conserva una base esencialmente pictográfica, y por lo tanto simbólica. Este fenómeno es representativo de la manera específicamente oriental de entender el mundo y ayuda a entender otras de sus manifestaciones culturales como la arquitectura. En este sentido, la relativa simpleza y homogeneidad de su arquitectura clásica, tal como se ha comentado, debe ser valorada a la luz del complejo contenido simbólico que cada elemento comporta.

Una reflexión similar podría hacerse con respecto al sistema de asociación de trazos yin y yang que conforma los 8 trigramas básicos y los 64 hexagramas del Libro de los Cambios (I Ching). En ambos casos se trata de sistemas de abstracción simbólica de la naturaleza, en el de los caracteres de la escritura, podría calificarse de tipo evolutivo; y en el del I Ching, de tipo sintético.

Se trata de sistemas codificados que pretenden albergar la mayor cantidad de información con el menor número de elementos. Es lógico por lo tanto que en los caracteres Han, lo que se lleva todavía a un mayor grado de abstracción y restricción en los trazos del I Ching, los símbolos tienden a utilizar trazos rectos y a estructurarse en torno a un cuadrado regular y a sus ejes principales. Como ocurre con la arquitectura, esta abstracción formal no impide, sino al contrario, potencia que los caracteres alberguen una enorme carga de contenido simbólico, teniendo en cuenta que derivan de los elementos naturales básicos (montaña, árbol, animales varios, hombre, sol, luna, agua, etc.) cuyas esencias geométricas y sus relaciones con el centro, y las distintas direcciones se interpretan.

Teniendo en cuenta todo lo dicho es comprensible que la arquitectura china utilice preferentemente modulaciones impares y con mucha frecuencia el número tres (fig. 1): tres salas principales agrupadas en conjuntos específicos y vinculadas por terrazas comunes (fig. 2); una sala principal y dos secundarias dispuestas en el mismo eje transversal; tres pasos en pórticos o muros (fig. 3), tres niveles de terrazas, tres bandas diferenciadas de pavimentos, etc.


Fig. 1. Tres pórticos y bandas pavimentadas en aplicación de los protocolos imperiales en el Templo de Confucio, Qufu


Fig. 2. Agrupación de las Salas de la Armonía Suprema, de la Armonía Completa y de la Armonía Duradera en la Ciudad Prohibida, Beijing


Fig. 3. Pórticos de acceso al Altar del Montículo Circular, Templo del Cielo, Beijing

También se utiliza frecuentemente en arquitecturas imperiales el número nueve, el mayor de la serie de números impares simples (figs. 4 y 5).



Figs. 4 y 5. Despiece de pavimentos en el Altar del Montículo Circular (Templo del Cielo, Beijing) utilizando el número nueve como base de la modulación

No hay comentarios:

Publicar un comentario