Las espacios principales o estancias vivideras se agrupan en un bloque compacto de geometría regular, idealmente en una sola planta. Este bloque principal se rodea por un pasillo perimetral de circulación y acceso a estas estancias. Además suele existir un anillo perimetral adicional que envuelve al primero, esta vez exterior y cubierto (fig. 1).
La estructura distributiva de estos espacios se hace coincidir con la portante, consistente en pórticos de soportes y vigas de madera, respetando la modulación básica definida por el tatami (aproximadamente 1,8x0,9 metros), que además se hace coincidir con cualquier singularidad existente en la planta, tal como los ámbitos de acceso rehundidos a la cota del acabado exterior (fig. 2).
Los elementos separadores de los tres bloques espaciales básicos indicados, situados como se ha dicho en coincidencia con la estructura, consisten en pantallas adaptables a las distintas posibilidades de paso y configuración espacial, así como a las diferentes opciones de intercambio visual, lumínico, acústico, higrotérmico, etc. y se resuelven predominantemente con paneles correderos con distintas opciones de acabado -además de otros sistemas más ligeros como cortinas enrrollables o parasoles textiles colgantes-. También pueden encontrarse elementos separadores, particularmente los correspondientes al cerramiento exterior, resueltos mediante paneles de celosía basculantes sobre el eje superior, lo que les permite hacer las veces de parasoles, colgando de tirantes auxiliares debido a su elevado peso (fig. 3).
Esta estrategia de utilización de particiones móviles permite dotar a los espacios de gran versatilidad y flexibilizar en cada momento las distribuciones, no sólo modificando los puntos de acceso a las estancias, sino permitiendo incorporar a las mismas los espacios originalmente destinados a la circulación, o unificando varias de estas estancias en espacios mayores (fig. 4).
Pero además de los motivos de uso comentados, esta estrategia de adaptación de los elementos separadores tiene su razón de ser en unas condiciones climatológicas muy variables no sólo anualmente, con una época de lluvias en primavera, veranos calurosos y húmedos e inviernos fríos, sino diariamente, con frecuentes variaciones en la nubosidad y las precipitaciones.
Por encima de estas particiones móviles, que tienden a ser anchas pero relativamente bajas para reducir su peso y facilitar su movilidad, se dispone otro nivel menor de paneles fijos, que en ocasiones se resuelven mediante materiales calados o relieves finamente tallados, y que permiten la ventilación entre estancias e incorporar un elemento de arriostramiento horizontal a media altura (fig. 5).
La planta principal, idealmente única, se sitúa por encima del nivel del terreno existente, prolongando los soportes de madera hasta el suelo, alejando así los espacios vivideros de la humedad del terreno frecuente en el país, particularmente en la denominada estación de lluvias que antecede al verano (fig. 6).
Las cubiertas, por los motivos comentados, se resuelven con pendientes considerables, utilizando sistemas de dobles cubiertas o falsos techos que favorecen la amortigüación térmica y que en ocasiones se aprovechan para ocultar a la vista elementos estructurales de gran porte, tales como las vigas en voladizo que soportan los aleros, dando a los espacios una apariencia de mayor liviandad o sencillez (fig. 7).
En conjuntos edificatorios de mayor tamaño es frecuente que cada una de las unidades programáticas constituya un edificio exento, conectados entre sí por galerías exteriores cubiertas, o que estas se maclen con cierta libertad, lo que permite una gran versatilidad en la distribución y en las relativamente habituales ampliaciones, reestructuraciones, adaptaciones, etc. dadas las limitaciones de la madera y los frecuentes incendios, convulsiones politicas, terremotos, etc.
De hecho, lo interesante de este sistema es que no sólo permite su aplicación estricta y regular, sino que, dada su modularidad y sus carácter aditivo, puede aplicarse a tantas distribuciones como se requiera y adaptarse a las condiciones programáticas, topográficas o climatológicas particulares (fig. 8).
Como tipología particular, dedico una parte de esta nota a los castillos, cuyas estructuras, si bien responden a las necesidades específicas de su uso, no dejan de respetar algunos de los elementos genéricos comentados. El volumen principal del conjunto responde a un esquema relativamente regular (figs. 9 y 10) en el que los elementos estructurales interiores tienden a prolongarse en las dististintas plantas en toda la altura del edificio, y a asociarse a los sistemas de particiones adaptables comentados. La disminución de la superficie de las plantas y los retranqueos en las esquinas motivados por su función defensiva, se limitan en lo posible a las galerías perimetrales de circulación y acceso, que siguen cumpliendo una función análoga a la comentada genéricamente (fig. 11, 12 y 13).
es hermoso... sin palabras...
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