Le Corbusier carioca, la llegada del "moderno" a Brasil


Fig. 1. Ministerio de Educación y Salud, Río de Janeiro

En el contexto de la renovación que el régimen de Getúlio Vargas pretendía de la mentalidad brasileña, y particularmente de la de sus clases dirigentes, la educación se convirtió en un elemento estratégico, para lo que se decidió crear el Ministerio de Educación y Salud que centralizase estos objetivos desde la entonces capital Río de Janeiro.

A pesar de que se convoca un concurso que premia una propuesta academicista, Lúcio Costa convence al ministro Gustavo Capanema para que lo anule y encargue un nuevo proyecto a un equipo coordinado por él e integrado por los arquitectos que habían presentado propuestas modernas y habían sido descalificados por no cumplir los conservadores requerimientos del concurso (Oscar Niemeyer, Affonso Eduardo Reidy, Carlos Leão, Ernani Vasconcellos y Jorge Machado Moreira).

Tras la presentación de un primer proyecto que no convence al ministro y que pone de manifiesto la falta de soltura con la que los arquitectos seleccionados manejaban por entonces el lenguaje racionalista, Costa convence de nuevo al ministro para invitar a participar a Le Corbusier, el verdadero pionero de la modernidad arquitectónica, aprovechando la afinidad de los ideales de L'Esprit Nouveau corbusierano con los del Estado Novo brasileño.

Le Corbusier pasa en Río de Janeiro aproximadamente un mes trabajando mano a mano con el equipo carioca tanto en el proyecto del ministerio como en el de la Ciudad Universitaria, además de dar una serie de conferencias, que es el pretexto oficial de su viaje.

En este viaje de 1936 así como en el anterior de 1929 en el que tiene la oportunidad de sobrevolar varias ciudades latinoamericanas en una avioneta a los mandos de Antoine de Saint-Exupéry, Le Corbusier dibuja una serie de propuestas urbanas muy visionarias para la época, consistentes en autopistas elevadas y largos bloques de edificación que desafían los trazados históricos de Buenos Aires y Montevideo, y las complicadas topografías de Sao Paulo y Río de Janeiro (figs. 2 y 3).


Fig. 2. Croquis de Le Corbusier para Sao Paulo (Fundation Le Corbusier)


Fig. 3. Croquis de Le Corbusier para Río de Janeiro (Fundation Le Corbusier)

De la influencia que estas propuestas edificatorias tendrían en la obra de Affonso Eduardo Reidy nos hemos ocupado en otro artículo de estas notas de viaje. En cuanto a las grandes autopistas urbanas, de todos es sabido su efecto devastador, especialmente cuando se combinan con el zonning moderno, las escarpadas topografías brasileñas y las grandes diferencias sociales. El resultado de este cóctel son ciudades desestructuradas formadas por la yuxtaposición de fragmentos inconexos, con usos o condiciones socioeconómicas diferenciales, propensas a la marginalidad y a la delincuencia, especialmente en los intersticios físicos o temporales dejados entre los diferrentes ámbitos funcionales y los corredores circulatorios.

El proyecto para el campus no prospera por culpa de un entorno académico muy conservador que no acepta los netos volúmenes racionales de las distintas facultades, los elementos singulares ajenos a la retórica historicista de los usos comunes y las grandes avenidas para el tráfico rodado (fig. 4).


Fig. 4. Proyecto para la Ciudad Universitaria de Río de Janeiro

Distinto es lo que sucede con el ministerio. Le Corbusier, en una actitud muy atrevida, centra todos sus esfuerzos en una propuesta para un solar distinto en el borde del mar, que no es aceptado por el ministro y le obliga a dibujar a toda prisa otra opción para el solar definitivo, antes de que deba regresar a Europa. Quizá por culpa de esta prisa este proyecto tampoco convence y sufre muchas modificaciones por parte del equipo carioca -particularmente introducidas por el joven Niemeyer que destaca por su talento entre los demás- que sigue trabajando tras su partida y que es la que finalmente llega a construirse.

Un proyecto corbusierano de concepto y carioca de factura, que cuenta con los elementos básicos del vocabulario racionalista formulados por el maestro, pero tratados con la sensibilidad y la adecuación al contexto de los brasileños. Los cariocas modifican la posición propuesta por el franco suizo para el volumen principal, orientándolo más netamente a norte y a sur, lo que permite especializar las fachadas, con brise-soleils a norte (figs. 1, 5 y 6) y muro cortina -una de las primeras realizaciones mundiales a esta escala- a sur (fig. 7).


Fig. 5. Fachada norte del Ministerio de Educación y Salud, Río de Janeiro


Fig. 6. Brise-soleils en la fachada norte del Ministerio de Educación y Salud, Río de Janeiro


Fig. 7. Fachada sur del Ministerio de Educación y Salud, Río de Janeiro

Modifican también la posición relativa del auditorio respecto de la sala de exposiciones, de manera que los accesos a aquel se produzcan en continuidad con ésta, a ambos lados del núcleo de comunicación (fig. 8). La idea de construcción sur pilotis y de continuidad del espacio público corbusierana adquiere la representatividad y el carácter monumental adecuados al edificio, aumentando la altura libre bajo el bloque principal de 4 a 10 metros, y utilizándose revestimientos marmóreos y murales de azulejo de Cândido Portinari. Este aumento de altura permite además la continuidad del bloque público bajo el administrativo y la comunicación de sus usos a la que nos hemos referido anteriormente (figs. 9 y 10).


Fig. 8. Acceso a auditorio desde sala de exposiciones en el Ministerio de Educación y Salud, Río de Janeiro



Figs. 9 y 10. Continuidad entre auditorio y sala de exposiciones en el Ministerio de Educación y Salud, Río de Janeiro

Las terrazas y áreas ajardinadas de planta baja, que ya denotan el talento de Roberto Burle Marx, reciben un tratamiento más libre y plástico, enfatizando por contraste las cualidades de la arquitectura (figs. 11 a 15), dotando de orientación al espacio público al respetar la continuidad bajo el bloque principal pero crear un fondo arbolado en el límite sur (fig. 16), y potenciando los accesos y vistas en diagonal que más favorecen al proyecto (figs. 17 y 18).


Fig. 11. Terraza del bloque de exposiciones y urbanización del Ministerio de Educación y Salud, Río de Janeiro


Fig. 12. Terraza de la sala de exposiciones y fachada sur del Ministerio de Educación y Salud, Río de Janeiro


Fig. 13. Terraza de la sala de exposiciones del Ministerio de Educación y Salud, Río de Janeiro



Figs. 14 y 15. Terraza del bloque administrativo del Ministerio de Educación y Salud, Río de Janeiro


Fig. 16. Jardines del Ministerio de Educación y Salud, Río de Janeiro



Fig. 17 y 18. Jardines del Ministerio de Educación y Salud, Río de Janeiro

Resuelven además con mucha habilidad la escalera helicoidal que articula el espacio vestibular principal de planta baja con el espacio abierto de la sala de exposiciones (figs. 19 y 20).


Fig. 19. Escalera de acceso a la sala de exposiciones en el Ministerio de Educación y Salud, Río de Janeiro


Fig. 20. Escalera en la sala de exposiciones del Ministerio de Educación y Salud, Río de Janeiro

En suma, el éxito del proyecto fue rotundo y su trascendencia clave para los ulteriores desarrollos de la arquitectura moderna brasileña, incorporada desde entonces a la mundial. La participación de Le Corbusier legitimó una arquitectura tremendamente innovadora en el momento y contexto brasileño, que quizá no hubiese prosperado sin su presencia, al tiempo que a él le permitió poner en práctica por primera vez a tal escala ideas visionarias que hasta ahora sólo había podido dibujar. Para los cariocas el proyecto significó la oportunidad de, no sólo conocer de cerca y poner en práctica la arquitectura racionalista, sino de esbozar las posibilidades de revisión que este lenguaje admitía, especialmente desde un contexto local tan diferente del europeo, y que los integrantes del equipo, muy especialmente Niemeyer, terminarían realizando con rotundidad en su obra posterior.

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