Los templos hinduistas y jainistas consisten básicamente en una serie de cuerpos de planta cruciforme yuxtapuestos en un eje de orientación habitual este-oeste, que responden al rito fundamental de aproximación progresiva del fiel desde el exterior al santuario interior y la adoración de la divinidad principal que éste alberga (fig. 1).
Fig. 1. Tirthankara en garbhagriha de templo jainista, conjunto oriental, Khajuraho
A partir de este esquema básico, el templo puede consistir simplemente en el santuario (garbhagriha), con la eventual existencia de un pórtico o porche previo (ardhamandapa) (fig. 2), o en un sinnúmero de salas intermedias (antarala, mandapa), previas (nrityamandapa, sabhamandapa), deambulatorios (pradakshinapatha), así como otros santuarios secundarios, galerías perimetrales, columnas conmemorativas, esculturas exentas, etc. que complejizan su funcionamiento respetando la organización básica comentada.
Fig. 2. Templo hinduista, conjunto occidental, Khajuraho
Un ejemplo temprano de templo hindú, antes de que el estilo evolucionara hasta los extremos formales y decorativos posteriores, es el denominado Templo nº 17 de Sanchi (fig. 3), que consiste simplemente en un santuario y un pórtico previo, de factura más cercana a las arquitecturas occidentales con las que existe una probable vinculación.
Fig. 3. Templo nº 17, Sanchi
Frente a las religiones occidentales en las que los ritos principales tienden a congregar a un gran número de fieles, para lo que se requieren espacios de mayor dimensión, tales como los de las iglesias, mezquitas o sinagogas, en el caso del Hinduismo y el Jainismo el rito fundamental de adoración y ofrenda en los templos tiende a realizarse de forma individual, lo que se corresponde con la menor escala de estas arquitecturas.
Por otro lado, la organización en serie comentada responde a la importancia otorgada al contacto visual del fiel con la imagen de la divinidad (darshana) así como a la progresión desde el espacio exterior profano hasta el santuario interior sagrado, lo que se materializa en una transición desde espacios más abiertos y luminosos a otros más cerrados y oscuros, y en la que el espacio previo al garbhagriha adquiere una especial intensidad y soporta un tratamiento decorativo más importante (fig. 4).
Fig. 4. Pórtico de garbhagriha en templo hinduista, conjunto occidental, Khajuraho
Esta importancia de la progresión entre espacios se evidencia en el uso de piezas de pavimento especiales en el acceso a ciertas salas (fig. 5), que a su vez alcanza su máxima expresión en el acceso al garbhagriha (fig. 6).
Fig. 5. Pieza de pavimento especial en acceso a templo hinduista, conjunto occidental, Khajuraho
Fig. 6. Pórtico de acceso a garbhagriha en templo hinduista, conjunto occidental, Khajuraho
Cada uno de los cuerpos comentados se resuelve con cierta independencia formal con respecto a los contiguos acusando lo que, desde una perspectiva occidental, podría calificarse de falta de articulación formal o torpeza en la resolución de los encuentros (fig. 7).
Fig. 7. Encuentro entre cuerpos contiguos en templo hinduista, conjunto occidental, Khajuraho
Se combinan además elementos formales de distinto carácter: unos con mayor grado de abstración o codificación arquitectónica, tales como pilares, dinteles, balcones, etc. con otros de mayor figuración tales como decoraciones más o menos explícitas con simbolismos asociados a las cosmologías y mitologías correspondientes, y cuya articulación mutua vuelve a adolecer de una cierta torpeza compositiva.
En todo el simbolismo utilizado juega un papel fundamental el de la montaña, lugar considerado sagrado en tanto que residencia de los dioses (Monte Meru, Monte Kailasa), dando incluso nombre a estas estructuras (sikhara, cumbre) y afectando tanto a la cubrición exterior de las salas principales (particularmente la garbhagriha) como a su interior, simbolizando en este caso la cueva natural, lugar de adoración en los orígenes de la religión.
De hecho la emulación de la Naturaleza podría muy bien haber provocado la sección variable de estas sikharas, lo que en todo caso produce, al observarse en escorzo, una suerte de trompe l'oeil en el que la cumbre parece más lejana o incluso inalcanzable (fig. 8).
Fig. 8. Sikhara en templo jainista, conjunto oriental, Khajuraho
Otra posibilidad es que estas coronaciones tomen la forma de una pirámide compuesta por varios niveles decrecientes (fig. 9), lo que vuelve a asociarse a significados religiosos, en este caso, los distintos niveles de la existencia.
Fig. 9. Sikhara en templo hinduista, conjunto oriental, Khajuraho
La misma falta de articulación comentada afecta a la relación entre el espacio interior y el exterior, lo que se pone de manifiesto especialmente en la sección vertical y lo que se corresponde además con un menor dominio de la técnica constructiva en relación con las arquitecturas occidentales coetáneas.
En algunos casos, puede disponerse frente al santuario principal una sala hipóstila o pabellón de asambleas como lugar privilegiado de observación del santuario (figs. 10 y 11), en línea con la entrada de los rayos del sol naciente en los equinocios, lo que justifica la orientación este-oeste comentada, y que suele albergar una escultura de Nandi (fig. 12), toro sagrado sobre el que cabalga el dios Shiva, un tema frecuente en la cultura hindú desde sus orígenes.
Figs. 10 y 11. Templo hinduista de Visvanatha, conjunto occidental, Khajuraho
Fig. 12. Nandi, toro sagrado, en el Templo hinduista de Visvanatha, conjunto occidental, Khajuraho
Esta configuración se enfatiza aún más en el caso del Templo de Surya (Dios Sol) en Modhera (fig. 13), en el que además de las salas comentadas, se dispone una piscina escalonada previa al templo (fig. 14) que refleja los rayos del sol naciente además de servir a otros ritos de purificación mediante el baño en agua sagrada, de los que se encuentran numerosas manifestaciones en toda la India, como son los pozos escalonados (baolis) de la región de Gujarat o los ghats en el Ganges a su paso por la ciudad de Benarés, estructuras con las que estas piscinas guardan muchas semajanzas.
Fig. 13. Templo de Surya, Modhera
Fig. 14. Piscina escalonada en el Templo de Surya, Modhera
Del mismo modo que el esquema básico comentado al inicio se respeta con independencia de la complejidad del conjunto, una variación del tipo puede consistir en construir un segundo santuario que envuelve, como si dijéramos, al primero, generando un estrecho deambulatorio que los fieles deben recorrer en el sentido de las agujas del reloj. Confirma la hipótesis de que se trata simplemente de una suerte de envoltorio que no afecta en lo fundamental al concepto longitudinal comentado el hecho de que el tratamiento de las superficies del santuario interior y del exterior es similar (fig. 15).
Fig. 15. Deambulatorio en templo hinduista, conjunto occidental, Khajuraho
La estructura en forma de cruz que afecta a todos los cuerpos del templo, que tendría su razón de ser en la cosmología hindu, se enfatiza con la disposición en las direcciones principales de aberturas y balcones que ponen en relieve las imágenes principales en ellas situadas y parecen sugerir una apertura en las cuatro direcciones del espacio (fig. 16).
Fig. 16. Aperturas en direcciones principales en deambulatorio en templo hinduista, conjunto occidental, Khajuraho
Esta voluntad de apertura comentada alcanza su máxima expresión en un tipo de sala específico de la arquitectura jainista, con aberturas en las cuatro direcciones, que alberga imágenes de tirthankaras cuatridireccionales (chaturmukha) (fig. 17), simbolizando la difusión universal de la doctrina jainista desde el centro de la verdad eterna.
Fig. 17. Chaturmukha en templo jainista, Shatrunjaya, Palitana
Otra característica específica de los templos jainistas es la existencia de una galería perimetral rodeando a los edificios principales del templo (fig. 18) que le sirve de protección frente a los ataques islámicos (al tiempo que, paradójicamente, sería una influencia de sus mezquitas), y que alberga capillas con imágenes de los 24 tirthankaras o profetas de esta religión (fig. 19).
Fig. 18. Templo jainista en Shatrunjaya, Palitana
Fig. 19. Capillas con tirthankaras en galería perimetral de templo jainista, Shatrunjaya, Palitana
Uno de los sitios sagrados del Jainismo es el Monte Shatrunjaya (fig. 20), que concentra más de 800 templos formando varios conjuntos fortificados, en un enclave aislado situado a cierta distancia de la ciudad de Palitana y a la que los peregrinos más devotos acceden descalzos a través de un camino pavimentado y escalonado (figs. 21, 22 y 23).
Fig. 20. Monte sagrado jainista Shatrunjaya, Palitana
Figs. 21, 22 y 23. Acceso a Shatrunjaya, Palitana
Por lo demás, la mayoría de los elementos son comunes a las arquitecturas hinduistas y jainistas, hecho lógico si se tiene en cuenta que ambas compartían arquitectos y artesanos.
Además de las esculturas principales situadas en el garbhagriha, en su pórtico y en las cuatro direcciones principales, los templos cuentan con numerosos motivos escultoricos tanto en su interior como en su exterior, retratando el complejo panteón hindú así como toda una serie de temas asociados a la religión a y sus ritos como animales, procesiones, bailarinas sagradas, etc. Entre estos temas, uno de los que más llama la atención es la existencia de todo tipo de esculturas eróticas, desde bailarinas rituales en posturas provocativas (fig. 24) hasta escenas de sexo grupal explícito (figs. 25 y 26), pasando por parejas de dioses en actitudes más que cariñosas (fig. 27), y que encuentran su cumbre en los conjuntos de templos de estilo Nagara de Khajuraho.
Figs. 24, 25 y 26. Esculturas en fachadas de templos, Khajuraho
Fig. 27. Esculturas en fachadas de templos, Khajuraho
El motivo por el que se esculpían estos temas en los templos no se conoce con seguridad. Se cree que podrían tener relación con antiguos ritos mágico-chamánicos para la protección frente a poderes negativos, con el fomento de la fertilidad, con intenciones didácticas, tal como se refleja en tratados canónicos como el Kamasutra, o con prácticas tántricas que veían en el sexo una forma de ejercicio meditativo y espiritual.
También se observa esta conexión entre la espiritulidad religiosa hindú y la sexualidad, tan lejana a las concepciones de Occidente, en la existencia del linga-yoni, una abstracción de la forma del falo y la vulva interrelacionados, representando a Shiva y a Shakti respectivamente, y que se utilizan en combinación con el derramamiento de líquidos rituales (figs. 28 y 29).
Fig. 28. Linga-yoni en templo hinduista, conjunto occidental, Khajuraho
Fig. 29. Linga-yoni en el Templo hinduista de Kailasanatha, Ellora
Mención especial merecen los templos hinduistas y jainistas tallados en la roca natural que dan continuan esta práctica iniciada por el Budismo, tal como se ha comentado en otro apartado. Entre ellos destaca el Templo de Kailasanatha en Ellora (fig. 30), completamente excavado en la roca basáltica natural, que responde en términos generales a la estructura general comentada además de contar con una galería perimetral como terminación lógica del corte de la roca (fig. 31).
Figs. 30 y 31. Templo hinduista de Kailasanatha, Ellora
Tanto en el caso de Kailasanatha (fig. 32) como en el Shatrunjaya (fig. 33), la profusión de templos y de elementos secundarios y la complejización de los mismos con galerías perimetrales y dobles alturas resulta en una arquitectura aparentemente mucho más orgánica, caótica y congestionada que los ejemplos más sencillos, a pesar de que, como se ha comentado, el esquema básico es el mismo en todos los casos.
Fig. 32. Templo hinduista de Kailasanatha, Ellora
Fig. 33. Templo hinduista en Shatrunjaya, Palitana
En otra clave, la cueva principal de Elephanta (fig. 34), cerca de Mumbay, es otro ejemplo de las posibilidades de variación respecto del esquema básico, simplemente abriendo la cueva excavada en varios frentes y multiplicando el número de focos (fig. 35).
Figs. 34 y 35. Cueva principal de Elephanta, cerca de Mumbai
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