Asociación de Hilanderos de Ahmedabad, la representación de la función


Fig. 1. Fachada principal (oeste) y rampa de acceso

En esta obra se puede observar una de las estrategias proyectuales habituales de Le Corbusier: poner en juego una serie de recursos arquitectónicos de distinto orden, llegando a compromisos o combinaciones óptimas, y exagerar la entidad o la presencia de algunos de ellos, para, con el pretexto de resolver el programa, dotar al edificio de la representatividad o el simbolismo oportunos.

En un solar de proporciones muy alargadas, el edificio se desplaza hacia el extremo este, buscando la mayor tranquilidad y las mejores vistas del río cercano, resolviendo ambas fachadas con tamices de control solar a base brise-soleils dimensionados expresamente para la latitud local (fig. 2) (al oeste con pantallas verticales inclinadas (fig. 1) para evitar los rayos del sol de tarde, al tiempo que el ruido del tráfico del vial principal) y las fachadas contiguas a los solares medianeros al norte y al sur, prácticamente ciegas.


Fig. 2. Vestíbulo y fachada este

Esta envolvente ideal, que dota de homogeneidad el edificio con independencia de la heterogeneidad interior (fig. 3), se rompe en el frente (fig. 4) por el sistema de acceso y circulación principal, que articula el programa y las vistas más importantes, en el sentido de los vientos dominantes, y aporta la representatividad comentada.


Fig. 3. Fachada oeste


Fig. 4. Acceso desde rampa

Así, los compromisos antes citados serían: los de las pantallas homogéneas de brise-soleils frente a los interiores heterogénos, especializando ambos sus funciones para complementarse mutuamente; y el de la fachada oeste, que se rompe en el acceso principal en una gran abertura aceptando elementos de otro orden.

Los elementos privilegiados serían: la rampa de acceso, que más allá de resolver funcionalmente la comunicación –lo que ya haría la escalera por sí sola– permite el acceso ceremonial de los miembros de la asociación durante los eventos especiales. De hecho Le Corbusier hace alusión explícita en su Obra Completa a esta función festiva y no en vano constituye la parte más importante del programa: la sala de conferencias, los vestíbulos principales y la terraza panorámica.

Relacionado con el anterior, el otro elemento privilegiado es la escalera de acceso, para lo que se dispone excéntricamente y se vincula a un portal representativo en el nivel más "noble", que dota a toda la escalera de carácter ceremonial (fig. 5).


Fig. 5. Fachada principal con escalera-portal representativa

Una vez resueltas las fachadas con los sistemas comentados, el interior se desarrolla con mayor libertad y heterogeneidad sin comprometer la imagen unitaria del edificio. Así, la sala principal de conferencias se resuelve con geometrías curvas abiertas (fig. 6) (al igual que los aseos (fig. 7)) que parecen sugerir de nuevo la fluidez de su uso y la continuidad espacial con los vestíbulos contiguos.


Fig. 6. Acceso a sala de conferencias


Fig. 7. Uno de los vestíbulos principales y núcleo curvo de aseos

Similar interpretación podría hacerse del techo curvo de la sala (fig. 8), que se abre en la terraza, además de para tomar iluminación reflejada de los rayos horizontales de este y oeste, para sugerir esta continuidad de la función festiva a la que me he referido(figs. 9 y 10).


Fig. 8. Techo curvo de la sala de conferencias

El edificio actual cuenta con una suerte de jardineras en estos puntos, no recogidas en la Obra Completa, que debían de matizar la entrada de luz y aportar mayor intimidad a la sala, y que formarían parte del resto de elementos vegetales dispuestos para el mismo fin en las fachadas y sobre la cubierta curva.



Figs. 9 y 10. Tomas de luz y ventilación en terraza de la sala de conferencias

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